a-Leer en nuestra Biblioteca
a leer – Mesas de lectura de textos de psicoanálisis
Manuel Alejandro Moreno Camacho*
Mi entrada a la formación en psicoanálisis tuvo lugar en el entorno universitario. Cursaba la carrera de psicología, entre procesos académicos y dolores del alma me encontré con el psicoanálisis. Primero como paciente, después como aprendiz; así se fue forjando en mí una posición analizante.
Las mesas de lectura fueron el primer dispositivo de escuela con el que me relacioné. Funcionaban bien como estrategia extracurricular, me permitían estudiar temas que no estaban contemplados en los programas formales de las asignaturas, había una suerte de libertad y de complicidad con otros que favorecía la llama del interés por el psicoanálisis que se encendía en mí en esa época. Al finalizar mi formación profesional, algo del deseo de saber se estaba forjando y no cesaba con el final provisional que representaba la titulación. Leer textos de psicoanálisis y compartir con otros esas lecturas fue un modo de lazo social que sostuvo vivo mi interés por la formación en psicoanálisis después de finalizar mis estudios profesionales. Esa manera de estudiar marcó desde el inicio mi relación con los dispositivos de formación de psicoanalistas. Y algo de eso emergió como propuesta en 2019 con mi participación en la comisión de biblioteca de la NELcf-Cali, animado por Gladys Martínez, a pensar en alternativas para promover la lectura, el estudio y la circulación de los materiales disponibles en la biblioteca de nuestra sección de Escuela. Así surgió la propuesta de las mesas de lectura a leer.
Las mesas de lectura a leer son un espacio organizado por la Comisión de Biblioteca para la promoción de la lectura, los encuentros, la conversación y la discusión de textos de psicoanálisis y su conexión con temas interés, en el marco de los ejes de trabajo de la Escuela. El principio que anima las mesas de lectura, a leer, es la experiencia leer con otros, hacer circular la palabra sobre las ideas que suscitan las lecturas, salir del espacio privado de lectura solitaria y pasar a la enunciación en primera persona a través de la palabra dirigida a otros.
Desde el año 2019 he liderado la convocatoria para trabajar en dos mesas de lectura. Entre agosto de 2019 y marzo de 2020 tuvo lugar el espacio “a leer: Sobre el sueño”. Con motivo del tema del Congreso de la AMP de 2020: El sueño, su interpretación y su uso en la cura lacaniana, realizamos encuentros de intercambio de ideas en torno a textos fundamentales sobre la doctrina de la interpretación de los sueños en Freud, así como también debatimos sobre algunos de los textos publicados en los Papers preparatorios del Congreso. Entre mayo y diciembre de 2020 se desarrolló la mesa “a leer: Lo insoportable de la infancia en los historiales clínicos de Freud”. Esta mesa de trabajo combinó el interés por revisitar los historiales clínicos de Freud, con el eje temático de las XI jornadas de la NELcf programadas para el año 2020 bajo el título: Lo insoportable de la infancia. Las conversaciones y el intercambio de ideas giraron en torno a la lectura de los historiales clínicos de Dora, Juanito y El hombre de los lobos, en contrapunto con las orientaciones y reflexiones promovidas desde la organización de las jornadas, a través del sitio web y las comunicaciones de las mismas.
Desde mi experiencia personal, las mesas de lectura son una estrategia fértil para enlazar el deseo de saber, la disciplina de la lectura y el compromiso con otros. La cita para conversar sobre lo leído compromete a la enunciación y convoca a la palabra en primera persona. A su vez, en las mesas de lectura es posible esquivar el encasillamiento en la figura del profesor, si bien estamos expuestos a los efectos imaginarios del funcionamiento grupal, la premisa de circular la palabra con libertad en torno a las lecturas realizadas invita a la conversación para construir, y en la conversación libre se construye, se descubre, se crea. Así entonces, leer, enunciar, compartir, descubrir, construir; son, en mi opinión, formas de lo posible en las mesas de lectura.
La convocatoria está abierta para miembros y asociados/as de la sección, interesados/as en proponer temas o ejes de trabajo a ser abordados bajo la metodología y el espíritu de conversación e intercambio promovido desde la estrategia de trabajo a leer.
Mesa de Lectura a-Leer sobre Adicciones
Nuris Martelo*
Actualmente nos enfrentamos a un empuje al consumo, el cual podemos pensar como un síntoma que nos remite, por una parte, a la dimensión social, y, por otra, a la singular de cada sujeto. Partiendo de este planteamiento se ofreció en el espacio de la Biblioteca de la NELcf-Cali, la mesa de lectura “a-leer sobre Adicciones”, la cual está funcionando durante dos semestres y ha convocado a diferentes profesionales y estudiantes de varias ciudades y un país vecino, interesados en la perspectiva psicoanalítica sobre los consumos. En el espacio se han abordado los planteamientos de psicoanalistas investigadores sobre el tema, como Sinatra, Naparstek y otros, que parten de las enseñanzas de Freud y Lacan. En el último semestre se han abordado además pequeñas viñetas clínicas de analistas publicadas en la revista Pharmakon y se propuso el análisis de la película El solista, a la luz del planteamiento de los conceptos trabajados.
Las toxicomanías no son un fenómeno nuevo. Sin embargo, el uso que cada sujeto hace de las sustancias sí lo es. En la historia de las culturas, aparecen consumos ligados a los rituales, o usos que no eran tan problemáticos como algunos actuales, donde el imperativo “todos consumidores”, ligado a la caída del Otro, que ya no funciona como un punto de basta entre lo simbólico y lo real, incide en la proliferación de este síntoma.
Naparstek (2021) plantea que el ingreso a la cultura, siempre causa un malestar[1]. Malestar, que puede ser tramitado de diferentes maneras; aunque el modo de respuesta a la castración, es algo que cada sujeto construye. A partir de este planteamiento se podría pensar que, en lo social, aparecen diferentes modos que la cultura propone como salidas, entre ellas se podrían mencionar, las que se han llamado comunidades de goce, en la medida en que promueven salidas instantáneas, que buscan obturar el malestar, pero que no dejan de ser excluyentes. Por ejemplo, sectores que alojan grupos de consumidores, de los cuales no se quiere saber, por las problemáticas sociales asociadas y de difícil manejo. En este sentido, en algunos países, entre ellos en Colombia, encontramos sectores como la hace pocos años intervenida “calle del cartucho” en Bogotá, o el sector “El Calvario” en Cali, donde se podían encontrar muchas personas adictas a diferentes sustancias, y a la vez una serie de expendedores, con las consecuentes problemáticas sociales. El concepto es un tanto paradójico puesto que cada sujeto tiene un goce singular, pero al identificarse al síntoma, se convierten en pequeñas comunidades de goce.
Para Freud, algunas de las formas que ha encontrado el ser hablante para lidiar con el malestar de la castración son: la religión, los narcóticos, el amor, el síntoma y la sublimación. Sin embargo “cada una de estas posibilidades tiene su otra cara, por ejemplo, el amor puede traer unas de las más grandes gratificaciones, pero también puede traer el sufrimiento”[2] . En cuanto a las sustancias como tratamiento de lo sintomático, plantea que pueden tener el riesgo de que te alejen de la realidad.
Es posible mencionar un sin número de sustancias u objetos con los que se establece un lazo de dependencia, así como también podemos encontrar reportes de consumos cada vez más tempranos a sustancias y especialmente de los gadgets, que parecen taponar todo tipo de incomodidad subjetiva, en tanto permiten una satisfacción inmediata.
Siguiendo el planteamiento de Sinatra, es el sujeto el que hace de un objeto algo tóxico.[3] En este sentido, es necesario saber la función que cumple la sustancia para cada sujeto; también se requiere tener en cuenta la estructura psíquica y la transferencia. Además, es importante considerar las implicaciones que tiene el discurso de la ciencia, en tanto en la mayoría de las conceptualizaciones se hace un énfasis en los cambios que se producen en el cerebro y cómo la voluntad, especialmente de los jóvenes, no pasa por una responsabilidad subjetiva, sino por un cambio químico. También conviene no solo tener en cuenta el discurso de la ciencia, y cómo este permea algunos tratamientos, sino también la incidencia de las políticas en torno a la guerra contra las drogas. Para Miller, en la época actual tenemos una pluralización del goce. Una omnipresencia del goce, el cual ya no está localizado sino que aparece por todos lados, lo cual constituye un reto en lo social y en la clínica
[1] Naparstek, F., “Nuevas prácticas de consumo. ¿Nuevas terapéuticas?” Revista Glifos nº 12, Revista Virtual de la NELcf-CDMX, 2019, p. 142, https://www.nelmexico.org/wp-content/uploads/2021/01/glifos-12.pdf.
[2] Freud, S., “El malestar en la cultura”, Citado por Naparstek, Idem, p. 142.
[3] Sinatra, E., Adixiones, Editorial Grama, Buenos Aires, 2020, p. 96.