Orientación política
Noche de Escuela “El malestar social y lo real de la vida” [1] – Resonancias de un testimonio de pase
Apertura
Mónica Larrahondo*
Damos inicio a nuestras Noches de Escuela desde la NELcf-Cali, –un zoom caleño– con una cordial bienvenida.
En nombre del Directorio de la sede agradecemos especialmente la presencia de Raquel Cors Ulloa, presidente de la NELcf, por haber aceptado esta invitación para conversar con nosotros y también por habernos compartido su IX Testimonio de Pase[1] para trabajarlo al interior de la sección. Igualmente, agradecemos la presencia de los colegas de la NELcf-Cali y de los colegas de otras secciones ya que hemos decidido abrirla, especialmente a los colegas de las secciones de la NELcf en Colombia, en tanto es un tema que pienso puede ser de su interés.
Hemos titulado el trabajo de esta Noche de Escuela El malestar social y lo real de la vida, donde se tiene como propósito poder trabajar alrededor de la pregunta: ¿Qué nos puede enseñar el testimonio de un AE con relación al malestar social y lo real de la vida?, si es que nos puede enseñar algo. Incluso, discutimos con los colegas de la sección, ¿qué de un testimonio de Pase –que sabemos que es el testimonio de la experiencia analítica, de un analizante que deviene analista– nos puede transmitir algo con relación a un saber hacer con el malestar social y lo real de la vida? Nuestra hipótesis es afirmativa. Sí, el pase algo nos puede enseñar. De todas maneras, lo ponemos al trabajo.
También quisiera compartirles a ustedes que esa pregunta en realidad fue antecedida por otra. ¿Qué nos puede enseñar el testimonio de un AE con relación a una lectura analítica del malestar social? De allí surgieron más preguntas que seguramente vamos a ir comentando y compartiendo con ustedes esta noche.
La manera como organizaremos la noche de hoy es la siguiente: vamos a presentar dos trabajos, el primero escrito por Jaime Castro y el segundo por quien les habla. A partir de estos dos trabajos, que en últimas son las resonancias del IX testimonio de Pase de Raquel, -transmitido a la comunidad analítica de la NELcf el pasado mes de mayo, en plena pandemia- abrimos el espacio a la conversación. Jaime, te doy la palabra.
Jaime Castro: Bueno, muy buenas noches a cada uno de ustedes. Raquel bienvenida de nuevo a Cali y mil gracias por tu presencia y por permitirnos trabajar con tu testimonio.
[1] Cors, R., Testimonio de pase “Un real que nació de lo real”. Revista Lacaniana de Psicoanálisis, 30, Cuerpos, Año XVII, Noviembre 2021.
* Mónica Larrahondo es psicoanalista en Cali, Colombia. Miembro de la Nueva Escuela Lacaniana del Campo Freudiano (NELcf) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Directora de la NELcf-Cali (2020-2022).
Resonancias del testimonio de pase de Raquel Cors con relación al laberinto de las identificaciones y el lugar de los analistas frente a lo social
Jaime Castro*
El mismo día en que varias ciudades de Colombia ardían en medio de una mezcla de protestas pacíficas, asesinatos y desaparición de jóvenes, vandalismos, heridos civiles y militares, estábamos convocados, una vez más, a la fiesta del Pase con el testimonio de nuestra querida colega Raquel Cors, con un título más que provocador: Un final que nació de lo real.
En el Directorio tenemos como política articular el trabajo de la sede a los acontecimientos de Escuela de la NELcf. Es así que nos preguntamos: ¿cómo proseguir? pues tan importante era retomar la situación social de nuestra ciudad como el testimonio de Pase que acabábamos de escuchar.
Es en ese contexto, que en la conversación del Directorio llegamos a una pregunta que en sí misma puede ser tomada como una interpretación y una orientación: ¿Qué nos puede enseñar el testimonio de un AE en relación a la lectura analítica que podemos hacer del malestar social que nos interpela?
Lo más íntimo de la Escuela, el Pase de un AE, ¿cómo usarlo, no sólo para la Escuela sino para pensar una posición analítica frente al malestar social?
En la pasada Noche de Escuela de la sección, al retomarse en la conversación la misma pregunta, proponía como pistas, –no como La respuesta– la articulación moebiana entre psicoanálisis puro y psicoanálisis aplicado; el psicoanálisis en intensión y el psicoanálisis en extensión; el psicoanálisis puro y la acción lacaniana. También recordé el planteamiento de Freud de que la psicología individual es al mismo tiempo una psicología social. También otro enunciado, esta vez de Lacan, de que el psicoanalista debe estar a la altura de la subjetividad de su época. Como quiera que se nombre, estas expresiones no aparecen como elementos polarizados, colocados en extremos opuestos, sino en una relación moebiana, lo cual implica que tienen una relación intrínseca el uno con el otro.
En la experiencia de un análisis ¿acaso para aislar lo Uno del goce, el S1, no es necesario pasar del S2, lo Otro? No hay Uno sin el Otro.
¿Cómo hacer extensivo el psicoanálisis al escenario de la política? ¿Desde qué posición? Tenemos una orientación de Miller al respecto que si bien es precisa en su enunciado, no es tan fácil de realizar en la práctica. Se trata de intervenir en la política, no desde las identificaciones políticas partidarias, sino desde la política del inconsciente, que pone de presente la distancia que se puede derivar de un análisis entre los objetos de goce y los puntos de identificación. Creemos estar advertidos de que, a mayor grado de identificaciones, mayores efectos segregativos a nivel social, mayor exacerbación de los racismos y del odio entre los unos y los otros. Esto lo estamos viviendo cotidianamente en nuestra ciudad en donde los discursos comunes y corrientes de la gente fácilmente se polarizan.
Por su parte, la experiencia de un análisis deriva no en el grado cero de las identificaciones, pero sí en una identificación desegregativa, aquella que conduce a un ser hablante a identificarse a lo más singular y solitario de su modo de goce, eso que no hace dos, S1, ese Uno. Paradójicamente, es con eso que pretendemos, al mismo tiempo, hacer comunidad de Escuela, a partir de las soledades sinthomáticas de sus miembros y asociados.
Del testimonio de Pase que nos ocupa, quiero resaltar un aspecto, entre muchos otros, que me llama la atención. Es el significante «soltar». En particular me resuena a la hora de pensar en cómo ubicarse frente a la política desde la política del psicoanálisis, en la medida que pienso que en un análisis se trata, entre otras cosas, de soltar ese carácter absoluto de los lazos que se tienen con las identificaciones, especialmente con aquellas que mortifican al parlêtre. Soltar esa relación absoluta con la que se pretende obtener un ser, permite, como lo señala Miller en su curso El ser y el Uno[1], pasar del Ser a la Existencia, a lo Uno; pasar de lo que No hay, a lo que Hay.
Está dimensión del “soltar” se encuentra en el testimonio de Raquel en diferentes momentos: “El analista con el que logré terminar mi análisis, fue rápido y sin fórceps (…) en vez de enredar el hilo, fue a soltar desde el inicio de la hebra, el punto final (…) Si bien no-tenía más nada qué decir: solté allí lo que me nació”.[2]
Algo de lo que se suelta es una escritura que ya estaba allí sin cifrarse y sin el Otro y que le permite salir. Al final del análisis en febrero, no existe el 29 día de su nacimiento: “Era febrero 27, 28 y ¡no había el 29! He ahí una escritura que había nacido”.[3]
Para Raquel se trató de su escritura de lo Uno. Se trata de una escritura que nace, y que está por fuera de la identificación y que ella articula como «hay algo en mí que nunca se dejó atrapar por lo peor».[4]
Resulta muy enseñante esta posición. De alguna manera, como se señalaba en la Noche de Escuela pasada, los diversos testimonios de AE transmiten arreglos singulares para hacer con lo peor de cada uno. Arreglos que, como bien lo muestra el testimonio de Raquel, resaltan “Un real” de la vida de cada uno. Está el real de la impotencia, pero también está, gracias al análisis, el real como imposible correlativo de un real de la vida, que entiendo como un nuevo arreglo con la pulsión. La cito:
En efecto, en este mi penúltimo testimonio de AE, constato –también como analista practicante–, que siempre hay –en lo más singular e íntimo de cada caso– una hebra vital e incomparable que encamina y anima a seguir apostando, sin garantías, por lo que en cada uno se encarna a la vida.[5]
Subrayo el énfasis puesto en lo que hay y que se trata de una «hebra vital e incomparable que encamina y anima» la vida. A mi juicio es una bella manera de escribir lo más singular de un parlêtre. Entonces tenemos lo real de la vida y su carácter incomparable, singular. Me parece que son dos elementos que pueden servir como orientación para ubicar al psicoanalista en la ciudad, en lo social. De lo contrario, se puede caer en el riesgo de que el psicoanalista termine identificado, él mismo, a alguno de los discursos Amo que hacen parte del malestar social.
En otro momento del testimonio aparece la articulación entre el soltar y la separación. Cito:
Lo real de la muerte del sujeto, no fue ni dramática, ni triste, ni exitosa. El acto de soltarme de mí misma, de separarme de la consistencia del yo, soporte de mi Ser en el Otro; causó en mí –ya no para sí–, sino en-mi-carne-y-hueso, un vital impulso, producto del deser.[6]
Se trata de un soltar/separarse del sujeto que se ha sido para el Otro, cuya fecundidad es causar un «vital impulso» en “carne y hueso».
Luego encontramos lo que va de «pesarle al Otro» a “un cuerpo suelto”, lo cual surge a partir de la pesadilla en la que se recogen tres significantes claves, saltar, soltar, salir, que marcan el movimiento de salida de la cárcel del goce mortífero para acoger el goce de la vida, «un gozo sin goce», como subtitula Raquel. Se trata de una nueva satisfacción de algo que se suelta, cada vez, de una nueva manera, con lo cual no se trata de un nuevo absoluto.
Hago una última referencia a propósito de esta nueva satisfacción, la libertad y la soltura. Una vez liberada, suelta del férreo sostén de sus piernas simbólicas:
Había soltado el bastón, pero estaban Los aplausos –que, como dice Miller– significan que la audiencia también participa, da testimonio de un cierto placer. Analizarme, fue un placer. Pero hoy es un gusto por hablar de nuevo con libertad y soltura.[7]
Retomo este último punto de la libertad y la soltura para articularlo a la política psicoanalítica y al lugar de los analistas frente a la política social. Pienso que se requiere cierta libertad frente a las identificaciones partidarias para poder actuar en lo social de manera suelta desde el psicoanálisis.
Bueno, hasta ahí mi aporte.
Mónica Larrahondo: Bien Jaime, gracias.
*Jaime Castro es psicoanalista en Cali, Colombia. Miembro de la Nueva Escuela Lacaniana del Campo Freudiano (NELcf) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Secretario del Directorio de la NELcf-Cali (2020-2022).
[1] Miller, J.-A., Curso de La Orientación Lacaniana, “El ser y el Uno”, 2011, inédito.
[2] Cors, R., “Un final que nació de lo real”, Lacaniana, Revista de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Año XVII, Número 30, EOL, Buenos Aires, Noviembre de 2021, p. 169.
[3] Ídem
[4] Ídem
[5] Ibíd., p.170.
[6] Ídem.
[7] Ibíd., p.174.
Lo real de la vida
Mónica Larrahondo*
La foto del afiche fue tomada por Francisco, mi pareja, en El Bolsón, Argentina. Se trata de una mariposa, ya fallecida, que reposa sobre un tronco. Francisco nombró esta foto como “naturaleza muerta”. Yo diría, a partir del testimonio de Raquel Cors que se trata, más bien, de “lo real de la vida”. Hace falta estar vivo para morir, y a su vez, “no hay más real que la vida”. El asunto radica en la manera como cada Uno responde a las contingencias de su vida. ¿Abrazamos la contingencia o nos aferramos a lo ya programado? Raquel nos transmite su elección: “la ductilidad en vez del hierro. Lo real de la vida en vez de la mortificación”.
Abrazar las contingencias de la vida es algo que no cesa de hacerme eco desde el año 2020, cuando todos fuimos tocados, de alguna manera, por el Covid-19 (que aún persiste, además). Estuvimos al inicio, nos recordó Renato Andrade el 29 de mayo, en un estado de perplejidad. La perplejidad, la angustia, la zozobra son algunas de las respuestas cuando lo real de la vida apremia; y en el 2021 apremió de nuevo en nuestro país.
La violencia en Colombia no es algo inédito, incluso a veces pienso que es nuestra marca de nacimiento como país, que itera una y otra vez. Sin embargo, es imposible negar la existencia de algo nuevo: por primera vez el conflicto armado en Colombia llega a las grandes ciudades, a escasas cuadras de nuestras casas y cuyo ruido (de ambulancias, helicópteros, avionetas, disparos, etc.) traspasa las paredes de nuestros recintos y el zoom de nuestras videoconferencias. El ruido de la pulsión de muerte y de la muerte misma, conmueve nuestras vidas. Nuevamente: perplejidad y angustia.
Fue la angustia lo que nos movilizó en el Directorio de la NELcf-Cali a conversar, no con todo el mundo, con algunos. Primero entre los colegas de los Directorios de las otras sedes en Colombia, y, en paralelo, con los colegas de la sede. También conversamos con la presidenta de la NELcf, la responsable de ZADIG-LML, algunos miembros del Consejo y algunos analistas de la AMP. Fue así como dimos lugar a lo que llamamos “conversación permanente”.
Entonces, y parafraseando a Raquel en su IX testimonio diría: “frente a la maldita angustia, “no hablar con “todo el mundo”, sólo con algunos, con la Escuela, para ir bordeando con otros este real de la vida”. “No estás sola”, me dijo Raquel en el primer audio de WhatsApp que intercambiamos después del 28 de abril. Efectivamente, estoy, estamos, los unos al lado de los otros para mantenernos en pie.
Como verán, he retomado algunos pasajes y paisajes también del IX testimonio de Raquel Cors; sin embargo, introduzco la pregunta que propusimos inicialmente para nuestra última Noche de Escuela: ¿qué nos puede enseñar el testimonio de un AE en relación a la lectura analítica que podemos hacer del malestar social que nos interpela? En la conversación surgieron otras preguntas: ¿qué nos puede enseñar como analistas, como Escuela, el testimonio de un AE en relación al malestar social y lo real de la vida?, incluso, ¿el testimonio de un AE sirve para pensar el malestar social?
Algunas posibles respuestas: Si el AE es un analista que interpreta la Escuela, de nuestra posición analizante depende el consentimiento que hagamos a esta interpretación. La pregunta sería ¿cuál es ese punto del testimonio que interpreta a cada uno?[1] Resalto el “a cada uno”, porque ciertamente lo que funciona como interpretación para uno, no funciona para otro.
Del testimonio de Raquel extraigo la frase “algo en mí que nunca se dejó atrapar por lo peor”. ¿Qué es aquello que no se deja atrapar por lo peor?Raquel responde que se trata de una “hebra vital”. En lugar de enredarse en el hilo de las identificaciones, en el goce- sentido del fantasma, ella nos enseña “soltar de la hebra vital”, una hebra incomparable que está, además, desde el inicio, y que “encamina y anima a seguir apostando, sin garantías”. De la escucha de un analista depende, quizás, hacer resonar ese hilo de la vida, aun cuando lo real irrumpe. Después de todo un psicoanálisis opera donde hay vida.
Gracias. Entonces, Raquel, de nuevo, gracias por estar acá.
* Mónica Larrahondo es Psicoanalista en Cali, Colombia. Miembro de la Nueva Escuela Lacaniana del Campo Freudiano (NELcf) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Directora de la NELcf-Cali (2020-2022).
[1] El subrayado y las cursivas son de la autora.
Conversación de la Escuela con Raquel Cors Ulloa, presidente de la NELcf
Raquel Cors Ulloa*
¡Encantada! Encantada, agradecida, conmovida. Conmovida por lo que resuena hoy. Lo primero que quisiera hacer es agradecerles porque ustedes me permiten compartir un lazo íntimo, porque esta es la intimidad de una sección y abren las puertas para elaborar con alguien que ya no es AE en ejercicio (aunque la invitación fue al filo cuando todavía estaba en ejercicio). Así que me voy a servir de lo que nos enseña el Pase.
Una vez se ha lanzado una botella al mar ya no nos pertenece. Una botella al mar es como un testimonio. Pienso que esa botella al mar la lancé durante mi ejercicio de AE y hoy la han recogido. Es por eso que no voy a agregar nada al testimonio porque eso ya pasó, eso ya está reverberando, eso es algo que, al parecer, ha hecho olas o ha hecho eco en algo de lo que acabo de escuchar. Debo decirles que lo que acabo de escuchar me resuena en el eco vivo de la pulsión que es lo que le debo al Pase porque, si bien se termina el ejercicio de AE, hay algo ahí que sigue resonando porque no es una cuestión burocrática, es algo que, sin duda, cambia la vida.
Lo que me alegra es que lo real de la vida nos siga enseñando. Lo que acabo de escuchar es una resonancia de un momento difícil, de una angustia productiva, de algo que atraviesa un país donde ustedes residen, donde ustedes tienen cada uno su vida, tienen su día a día, y, sabemos que cuando algo toca esta realidad, toca una tecla del trauma de cada uno. Cuando algo toca la tecla del trauma de cada uno no es muy bonito. Puede generar perplejidad, angustia y cualquier afecto de esos que conocemos y, sabemos también que si de algo sirven los otros es para escucharse, para estar juntos.
Entiendo que hace un tiempo ya vienen estando juntos. Entiendo por lo que hemos ido conversando que van cinco conversaciones. Lo sé por Mónica y también lo sé porque he participado de algunas conversaciones, y pienso que esto de hacer algo juntos, conversar juntos, es decir, no tan solos, es algo que como psicoanalistas sabemos es una vía posible para bordear el agujero de lo real. Pero también sabemos que la manera de bordear el agujero de lo real, del Uno, no es la misma que la del otro. Precisamente lo acaban de señalar en los textos: el sentido de uno no es el sentido del otro. Y también sabemos que el sentido del amo, del imperativo del amo o de la dictadura del amo, no es el mismo sentido que intentamos abordar desde el psicoanálisis.
Quizás algo de esto nos enseñan los testimonios de AE. Quizás algo de esto es lo que vamos a conversar hoy, precisamente, porque no se trata de dialectizar con algo. Los testimonios de AE no dialectizan con nada y esa es la apuesta. ¿Qué enseña un testimonio de AE?
Si lo que queremos es encontrar algún sentido a este agujero, entonces es una paradoja, porque si se invita a alguien que ha dado un testimonio, se lo invita no para agregar sentido ni para aplastar las elaboraciones sino para algo que conocemos como extimidad. Una extimidad no es alguien. Es más bien algo que descompleta; no alguien sino algo y la Escuela es algo que descompleta lo local de las secciones, por ejemplo. No alguien sino la Escuela.
Es un asunto de Escuela, se decía hoy. Se trata de una Noche de Escuela, entonces no estamos aquí para hacer de extimidad, porque sería terrible, sino para servirnos de la Escuela en esta noche para agujerar algo y que este algo que se agujeree pueda ser como un aire que alivie. Como cuando uno entra a un lugar y dice: “aquí el ambiente está pesado, está denso, algo pasa”. Y dan ganas de abrir las ventanas y decir: “a ver, pongamos un poco de flores, que circule la cosa, que se alivie el ambiente”. Algo así puede ser una extimidad de la Escuela en tanto descompleta el aire que puede haber en una casa con tensión, con angustia, con crisis, con miedo, como está habiendo en este momento además por acontecimientos del orden de la realidad y de la vida cotidiana.
Es por eso que pienso que este tipo de conversaciones lo que nos enseñan es que si en una sección se decide convocar a algunos que vamos circulando es porque lo que tiene que circular es la transferencia, porque lo que sabemos es que la transferencia no es algo endogámico. Sabemos que la transferencia no es localista. La transferencia –por lo menos como la entendemos desde la AMP y el Campo Freudiano que no es la IPA– es algo que se mueve, no que se impone. Nadie nos dice con quién nos vamos a analizar, nadie nos dice con quién vamos a controlar, nadie dice a quién vamos a invitar o no invitar. Es la transferencia la que nos hace circular el aire para que se movilice un poco esta cuestión.
Me parece que algo de esto es lo que intentan, y pienso que ya está haciéndose serie, se está consiguiendo entre algunos miembros que desean estar juntos, no para ser todos sino para estar juntos en una transferencia que no agrupa nada. Por eso me parece que es precioso lo que traía Jaime en su texto a propósito de una libertad y la soltura que puede enseñarnos una hebra vital que se apuesta por lo que encamina y anima la vida. Jaime dice que, a su juicio, es una manera bella de escribir lo más singular de un parlêtre, y me alegro que haya usado el significante “bella” porque, si de algo puedo compartirles de lo que ha sido mi ejercicio de AE es que, efectivamente, en un momento de la vida cuando ya no está el sostén, el sostén que le sirve a cada uno para agarrarse a las identificaciones vitales, no las mortificantes, es agarrarse a lo que hayan sido sus propias piernas, su propio sostén y mantenerse en pie. Pienso que un final de análisis no es algo sacrificial donde alguien se lanza a un vacío. Algo así como lo que está pasando ahora a nivel del malestar social en Colombia. Se abre un agujero, hay un vacío, y los psicoanalistas sabemos que no nos vamos a lanzar a ese real, sino que vamos a ir por lo real, pero sirviéndonos de –en mi caso era lo bello, lo bueno, la inteligencia– los ideales.
Es cierto que no hay una identificación cero porque sería para encerrarnos, dice Lacan. Entonces, ¿qué es lo que hay? Hay lo que habrá para cada uno en un momento difícil de la vida, de su propia vida, donde se le conmueven los puntos más traumáticos. Entonces un pasito atrás y a retomar lo que nos permite mantenernos en pie. Por lo menos es eso lo que entiendo de las enseñanzas del psicoanálisis. Entiendo que cuando alguien está atravesado por un análisis sabe en qué momento ir por lo real y en qué momento volver a aferrarse también a lo simbólico, por ejemplo.
Entonces hay momentos en los que hay que hacerlo porque no se trata de ser ni sacrificiales, ni estoicos, ni apostar a no sé qué cosa en nombre del psicoanálisis, especialmente cuando se está advertido, como decía Jaime, de que la política, la ética de nuestra política se suelta de las identificaciones. Pienso que esto puede ser un alivio cuando el tema de la política partidaria o de los temas delicados de los gobiernos o de los mal gobiernos o como quieran llamarlos, puede afectar de alguna manera, la vida. Hay que aferrarse a la política de la dirección de la cura que va contra las identificaciones.
Respecto a lo que trabajabas Mónica, voy a contar algo que me ha provocado tu texto y la imagen con la mariposa. Me has hecho recordar una sesión memorable que tuve y que no he testimoniado –y ya no la voy a testimoniar porque ya no estoy en ejercicio– pero sí la puedo recordar acá. Era una sesión en la que llevaba a mi análisis un sueño. Un sueño en el que hablaba de una mariposa; una mariposa hermosa y libre. La analista, en ese momento, me interpretó, celebró ese sueño. Pero la analizante no estaba en el tiempo del final y recuerdo muy bien que me quedé en el diván (¡y me quedé diez años más!) porque cuando ella me señaló algo de la mariposa le dije: “Ah, pero las mariposas se mueren muy rápido”. Y seguía elaborando y seguía hablando de la poca vida que tienen las mariposas por muy bellas, hermosas y libres que sean. Lo que intento decir con esto –que te agradezco porque me ha resonado, me ha emocionado, me ha conmovido algo que tenía guardado no sé dónde– es que hay un tiempo para salir de la souffrance, de esa espera, y pienso que esos tiempos son uno por uno y también sección por sección y país por país y crisis por crisis.
Ya para concluir y pasar a conversar, si de algo ha servido ese testimonio que ha sido recibido en lo más singular de cada uno (es decir, ya no me pertenece) es que, efectivamente, hay una hebra vital que ha tocado algo en algunos y, como decías Mónica, algo toca para mantenernos en pie. Yo no sé cuál es el pie de cada uno. No lo sé y no me interesa saberlo porque, como les decía al inicio, creo que este es un espacio íntimo y de la intimidad sabemos que no se hace un exhibición pública. Esto lo verá cada uno en su diván.
Mónica pregunta en su texto, pero también responde (por eso no estoy respondiendo hoy): “¿qué es aquello que no se deja atrapar por lo peor? Raquel responde que se trata de una hebra vital”. Entonces si algo de lo vital nos permite esta noche elaborar sobre lo real de la vida en vez de la mortificación y del goce sin gozo, –porque nuestra apuesta es a un gozo– le daremos una vuelta de tuerca juntos sobre esto que ojalá nos articule con esa hebrita. Fíjese que no es el nudo, una cuerda dura, fija. Es una hebrita insignificante, pero algo tiene que nos está regalando esta noche. Así que conversemos.
Mónica Larrahondo: Muy bien, gracias. Bueno, conversemos. Alcen las manitos quienes desean participar y ahí vamos halando hebritas.
Manuel Moreno: Gracias Mónica. Buenas noches para todos, para todas. Voy a traer algo de lo que me permitió la conversación que tuvimos hace ocho días en la sección a propósito del testimonio y lo que acaban de introducir cada uno de ustedes, Jaime, Mónica y Raquel. Jaime citó una parte del testimonio que también fue muy atractiva para mí; fue la que me agarró y dice: “siempre hay en lo más singular e íntimo de cada caso una hebra vital e incomparable que encamina y anima a seguir apostando sin garantías por lo que en cada uno se encarna a la vida”.
Y fue conversando la semana pasada con los colegas en la Noche de Escuela que caí en cuenta –a propósito de la pregunta ¿qué puede ayudarnos a pensar un testimonio de pase a propósito de lo que estamos viviendo? – que eso tan potente que se obtiene en un psicoanálisis al mismo tiempo es muy discreto. Ahorita, en esta conversación, se me venía a la cabeza, se me imponía una frase: El psicoanálisis no es la solución política. Puede ser demasiado evidente, pero tiene que ver también con alguna conclusión de un Cartel que tuvimos hace algunos años en el que circuló una frase que no se me olvida y era la idea de que la política del psicoanálisis no era susurrar al oído del amo la manera correcta en la que deben ser las cosas o deben hacerse las cosas. Entonces digo, potente y discreto y me hacía pensar en el papel, en el rol que cada uno cumple en este momento desde su orilla, en medio de lo que nos está sucediendo al tratar de hacer existir el psicoanálisis.
Es propender por escuchar, de alguna manera, esa hebra de la vida que hay en cada caso, en cada situación de la que participamos incluso porque a veces no es solamente de la práctica clínica del uno por uno. Pienso también en la posición, por ejemplo, de los que estamos en universidades, de escuchar lo que se produce en esos encuentros que hemos propiciado de circulación de la palabra.
Hacía el nexo con un trabajo que yo he tenido en nuestro país que es el de escuchar víctimas del conflicto armado, escuchar el horror de la guerra, con lo que aparece con tanta fuerza en este momento que estamos viviendo y es que termina siendo un trabajo en el que, valga la redundancia, trabajamos con los restos, con lo que queda del horror, con lo que queda de las rupturas de los lazos sociales. Pero en medio de todo eso, se corrobora, cuando ejercemos esta práctica, que en medio de todo eso hay algo de hebras de vida que se pueden halar. Y es justamente esa la función que, en algún punto, en el que somos convocados o en el que nos vemos avocados, es posible responder. Creo que responder a la altura con el discurso analítico sería no perder de vista justamente que esas hebras están allí y hay que “escucharlas y hacerlas escuchables”. O sea, la función del analista es hacerlas escuchables.
Raquel Cors Ulloa: Estoy de acuerdo. Es cierto que en nuestra práctica Manuel, escuchamos lo que escuchamos. Entonces, cómo hacer para, por un lado, alojar el sufrimiento, el goce, el horror que puede traer alguien, alojarlo en el dispositivo, y por otro, cómo hacer para que se escuche, para que el analista sea una caja de resonancia, para que ese ser hablante que sufre pueda escuchar esa hebra vital que, seguro, sin duda, hay en cada uno. Porque es cierto que se escuchan historias muy fuertes y también es cierto que un analista mientras se analiza y controla, está advertido de no gozar, de no identificarse, de no querer ponerle su manto, por más que a veces salga la parte humana del analista. Pero la apuesta es la dignidad inhumana de un analista para escuchar esa hebra de vida y que ese cuerpo hablante siga adelante. Es una apuesta tremenda la que tenemos, pero en eso estamos, pienso. No sé cómo lo ves.
Manuel Moreno: Sí, muchas gracias Raquel. Justamente es eso lo que hacíamos circular, o me permitía la conversación de hace ocho días y lo que hemos planteado hasta ahora.
Jaime Castro: Me parece muy importante la precisión que haces, Raquel, y Manuel también. No se trata de que el analista sea el que establezca esa claridad o identifique esa hebra; lo digno, –me parece muy importante la precisión de la dignidad del sujeto y del parlêtre ahí– es que ese analizante, consultante, en el contexto que sea, pueda identificarlo, él; le pueda resonar a él.
Raquel Cors Ulloa: Y quizás esto Jaime nos lleva a la política de la dirección de la cura, es decir, una política en la que el analista no se identifica a eso. El analista lo que hace es escuchar eso que está más allá de sus propias identificaciones que las lleva a su propio diván, y, efectivamente, no es fácil, por eso nos analizamos. No es fácil escuchar esa hebra porque lo otro, lo ominoso, incluso lo horroroso o lo bello, puede encandilar la escucha. Por eso no es fácil lo que hacemos, porque, como decía Miller hace unos días, no se trata de buenas intenciones. Por eso pienso que la clínica, que traía hace un momento Manuel, nos enseña esto porque, efectivamente, son casos que pueden ser muy seductores para que alguien, que no esté en permanente formación, pueda gozar de eso.
Mónica Larrahondo: Bien, gracias. Les damos la palabra a Gloria González y después a Clara Holguín.
Gloria González: Buenas noches. Muchísimas gracias a la NELcf-Cali por este espacio y a Raquel por acompañarnos. El punto que se está conversando en este momento me hizo recordar la intervención de Leonardo Gorostiza el sábado pasado cuando nos decía “no fascinarnos con eso de lo indecible”. Creo que podemos extrapolarlo y pensar en no fascinarnos con toda la situación dramática que estamos viviendo y que estamos escuchando cada uno de nosotros en las consultas, no solamente en los noticieros sino en lo muy singular de cada consulta. Porque, para poder extraer ese hilo, esa hebra vital es importante poder deshacernos de la fascinación del horror. Es un punto, me parece, sobre el que tenemos que estar advertidos porque es tan grande la magnitud de lo ominoso que efectivamente puede nublarnos y puede hacernos no escuchar y no leer esa hebra vital. Quería señalar eso y que pensemos, –por más que hagamos una lectura de la realidad y que podamos dar una opinión en algún momento– qué nos ocupa como analistas si no es el trabajo en el uno por uno, y creo que no es menor decir que es el trabajo en el uno por uno, porque eso también tiene incidencias en lo social.
Cada vez que alguien logra extraer algo de un encuentro con un analista, eso incide en sus relaciones con el otro, eso incide también en su trabajo. Muchos de nosotros trabajamos con personas que tienen incidencias incluso en la política. Es decir, hay una ramificación de un efecto de lo que nosotros hacemos también en lo social. Quería mencionar eso.
Raquel Cors Ulloa: Si, estoy de acuerdo Gloria. Leonardo lo traía a propósito de lo indecible y sí, hay algo de lo que estamos advertidos los analistas y es a no fascinarnos, por ejemplo, con los conceptos, no hacer un mantra de los conceptos, no repetir frases sin entender de qué se trata. O quizás las podemos entender porque en la debilidad mental también se puede entender algo, además, lo entendemos desde el fantasma, lo entendemos desde el síntoma o desde la inteligencia. Pero que un concepto epistémico toque la carne ¡ahhh! Cuando eso nos pasa sabemos muy bien lo que pasa y eso es singular.
Entonces no hacer una identificación, no hacer un Uno de algo que pueda fascinar, incluso cuando es algo en nombre de un tema que pueda mover las masas. Por qué los psicoanalistas nos metemos a veces, por qué metemos las narices en estos temas, temas de derechos humanos, temas de la política, a veces de la política de un país, acción lacaniana, lo trans… ¿por qué nos metemos ahí? Nos toma décadas entender. En relación al tema trans y esa docilidad estamos en un instante de ver. Yo no tengo idea qué va a pasar, qué más vamos a comprender de esto, pero sí sabemos los analistas que si nos sumergimos en algo estamos advertidos de no fascinarse, de no hacer de eso un ideal, de no segregarnos ni hacer grupo.
Me parece que la apuesta de estas Noches de Escuela es esa, a partir de un real que ha surgido abruptamente con todas las características a las que no quiero agregar nada más porque sería como echar más balas y pienso que ya tienen suficiente. Más bien, aprovechemos un poquito una hebra vital para precisamente conversar cada uno desde lo que pueda despejar, como decías, Gloria. Es como en las primeras entrevistas en que el analista tiene que entrar en el bosque y la selva fantasmática buscando esa hebrita que, no la va a encontrar el analista porque sea el analista, sino que, el analizante, que va delante del analista le dirá ¡ups, mira! aquí está, me tocó la carne, me tocó el hueso, esto soy.
Clara Holguín: Buenas noches. Muchísimas gracias a la NELcf-Cali por esta invitación y a Raquel, porque, realmente, me parece que hemos apuntado al lugar. Efectivamente dejarnos enseñar por lo que es el Pase, no sólo como dispositivo sino tu testimonio, es apuntar, precisamente, a la idea de por qué un AE interpreta a la Escuela.
Pensaba ahora con las conversaciones y con lo que se ha ido hablando, qué es responder a la altura de la época sino poder responder, precisamente, frente al amo que nos toca. Cómo respondemos desde el discurso del analista frente al amo que nos toca, llámenlo como quieran en este momento en Colombia.
Y, precisamente, creo que lo primero que tendríamos que decir es que se trata de eso que nos enseña el Pase y nos enseña un AE, por ejemplo, lo que nos ha transmitido hoy Raquel, cuando nos dice que fue con coraje más allá de esas identificaciones y de esos ideales. Además, cuando uno puede acercarse a este punto de soledad sabe que no tiene que quedarse solo; es una soledad que no es solitaria. Yo pienso que esto es absolutamente importante para situarnos y es allí donde nuestra escucha, –precisamente por no estar en posición de amo, por no estar en posición universalizable– puede aportar algo completamente distinto.
Entonces esto, para mí, es muy valioso –y de verdad se los agradezco– porque si no tenemos esta orientación el riesgo es no poder escuchar lo singular. Y es muy fácil caer en eso porque estamos todos muy afectados y sabemos qué pasa cuando nos afectamos. Entonces, se trata es hacer de los principios del psicoanálisis que nos rigen, nuestra orientación.
Creo que si algo me han enseñado estos momentos que transitamos es sobre la posición del analista con relación a la relatividad del significante, por ejemplo. La relatividad del significante hace que cada vez que alguien diga A, lo contrario es B. Esto nos enseña sobre la cuestión actual.
Me ha enseñado también en el trabajo de control con muchos colegas que se han acercado, mostrar cómo se teme estar identificado a esto o aquello. Pienso que, efectivamente, cada vez que nos identificamos eso tiene que ver con nuestro punto traumático. Entonces es allí donde tenemos que hacer un esfuerzo de trabajar y de hacernos analizantes. Mi experiencia personal fue inmediatamente recurrir a ese Otro que me sirve para ubicarme como analizante y a los dispositivos que tenemos: el control, el análisis, la conversación y la Escuela. Por eso quería agradecerles especialmente por permitir este espacio de la NELcf-Cali. Igualmente, no quería dejar de decir que la forma de Raquel es la soltura, pero es la forma de Raquel. Cada uno encontrará la suya, la manera suya de acercarse y de hacerle frente, subversivamente, a este discurso del amo. Muchas gracias de nuevo.
Raquel Cors Ulloa: Así es Clara, es cierto. Y especialmente lo que dices al final. Es decir, el sinthome de Raquel o del AE que sea y, sin que sea AE, la hebra vital con el nombre que sea, –porque en mi caso no tengo un solo nombre– eso sigue andando. Si eso genera identificación estamos yendo contra el Pase, pero si eso resuena en la enunciación podríamos decir que vamos bien en este camino. Es cierto que no hay expertos en esto, no somos expertos, nadie tiene la última palabra, menos los AE.
Si un AE se las cree, estamos fritos porque el AE ya no cree en nada. El AE no cree ni en sí mismo, ni en el Otro. No cree en nada, pero para que no sea un cínico ¿qué le queda? Le queda lo que se dice teóricamente: ser partenaire de la Escuela.
Ahora ¿cómo vive la pulsión en esa relación con la Escuela? Ese es otro tema porque está en el Pase, está en el ultra pase, está después del ejercicio de AE. Está, sigue estando y lo que nos enseña esto, –por lo menos lo que en este momento me enseña– es que la transferencia no agrupa. La transferencia no hace grupo, hace lazo. Por eso te agradezco que lo hayas señalado porque en las conversaciones de Escuela hablamos así, sueltamente, libremente, honestamente. Es decir, ¡ojo! No nos identifiquemos a un AE, no idealicemos a un AE porque, así como lo vamos a idealizar después ¡bum!, también lo vamos hacer bolsa, es decir, son las dos mismas caras de la transferencia.
¿Qué vamos hacer? No sé. Seguir elaborando en el diván o en el lazo, o con el partenaire de la Escuela qué es lo real de la vida porque si algo nos enseña la Escuela es que es lo más real que hay. La Escuela no es una taza de leche, lo decía de una manera preciosa el otro día Mauricio Tarrab. ¡Me encantó!
Efectivamente, la Escuela sí es un refugio como en este momento: conversamos, hacemos nuestras elaboraciones, debatimos, le damos una vuelta. Entro con una idea, salgo con otra, y salgo, sin duda, animada porque si no saldría inflada y ¡bum! como los sapos, reventaría. Entonces, lo que decía Mauricio me pareció precioso porque precisamente toca ese tema que es lo que hacemos aquí. Es decir, a veces se comen manjares en el banquete de los analistas y a veces se comen sapos. Es cierto, nos pasa todo el tiempo y eso es bueno porque agujerea la Escuela. Esa es la Escuela sujeto. La Escuela sujeto está dividida y por eso estamos vivos porque no es una Escuela completa. Está dividida, S/, S (A/); es incompleta, es inconsistente.
La Escuela no nos va a curar de nada; eso se analiza. Pienso que la Escuela nos regala estas oportunidades para conversar, debatir, elaborar la angustia, bordear el agujero, estudiar algunos textos. Es lo que hacemos: seminarios, lecturas de textos, bordeamos el agujero. Pero es eso, nada más. Sin idealizar la Escuela porque si no ¿qué es lo que tenemos? Esos efectos terribles de gente que se va enojada con la Escuela o que se enoja con el colega de al lado porque no le gusta su tono de voz o no le gusta su manera de leer; una cantidad de imaginarios. Pero la Escuela es un sujeto, así la entiendo. Conversemos.
Sandra Rebellón: Yo me quedaba pensando en esta insistencia que desde el sábado escuchábamos en el Seminario de la NELcf y que hoy trae Gloria nuevamente: esto de no fascinarnos con el agujero. Pensaba también lo que transmitía Fernando Gómez cuando hablaba de que “el pase no es un final” sino, precisamente, mostrar ese saber hacer allí. Me preguntaba, con esto del agujero que introduce la violencia, ¿qué puede inscribirse allí que sea también algo de lo nuevo? ¿Qué saber hacer allí en relación a lo real de la violencia? Tal vez ir bordeando ese agujero que siempre es vez por vez. Mónica lo traía al comienzo. Tal vez la violencia es algo de esa marca, eso que itera para nosotros como país y lo pensaría para nosotros en particular como ciudad, Cali. Pero también pensaba en lo que significa la posición de los analistas, y también de una sección, en ese saber leer y ese bien decir que anima los testimonios de Pase. Ese bien decir y ese saber leer.
Recuerdo que en una de las Noches de Escuela surgía la pregunta de si había esa transferencia, del analista al analizante, en cuanto a ese saber leer y a ese bien decir. Se me figuraba la sección como lugar donde se dirigen las preguntas y se va armando ese bordado en filigrana de ese bordear un agujero. Eso es lo que me trasmite la conversación en la Escuela y el testimonio de “Un final que nació de lo real”. Está esa otra posibilidad que tiene lo real. En relación a lo real de la violencia, ¿qué otra posibilidad puede extraerse de esto que es un agujero que es traumático para cada uno? Yo comentaba la vez anterior en nuestra Noche de Escuela que uno escucha muchas invenciones de los jóvenes. Gloria lo decía ahora: no nos fascinemos solo con lo que traen de horror los medios y las redes porque también hay algo fulgurante, algo de esa hebra vital en muchos jóvenes que están haciendo -yo diría- la resistencia de otra manera al horror, a fascinarse con el agujero y lanzarse por ahí. Entonces quise traer estas versiones no sólo del testimonio sino de esta conversación con otros, no sin otros. Muchas gracias.
Raquel Cors Ulloa: Sandra pienso que esa es la idea. Un testimonio, para que no sea letra muerta, para que no quede ahí como el testimonio de no sé quién, puede pasar a ser provocador, puede causar una provocación. Por eso, les decía al inicio: esa botella la lancé al mar; ya ese testimonio no me pertenece, ni sé qué dije ese día. Sé que hay un título que me nació así. Ya está. Ya fue. Entonces ¿qué provoca eso? Provoca algunas cuestiones que resuenan y que cada uno verá qué hace con eso.
Es una enseñanza de un testimonio, una enseñanza de un testimonio de un AE pero también nos enseñan los textos o también nos enseña la vida misma, lo que nos pasa en la vida freudianamente, lo que nos pasa con nuestros maridos, con nuestros hijos, con nuestras familias, con nuestros países. Lo que nos pasa ahí y lo que no nos pasa. Es algo que esta noche insiste con algunos nombres que estamos recogiendo como elementos. Por eso decíamos, he entrado a esta conversación y no sé con qué vamos a salir. Como en el diván, uno entra y sale con otra cosa. Puede ser algo de esto; para mí es el sujeto Escuela. Algo de esto es la política de orientación lacaniana, algo de esto son las sorpresas que nos regalan estos lazos. Entonces agreguemos más hilitos a lo que va bordándose hoy. Yo escuché que resuena lo de la hebra vital; resuena lo de un agujero, pero no para lanzarse ahí; resuena la advertencia de no fascinarnos por el horror ni por los testimonios.
Los que conocen mis testimonios saben que, en mi caso, hay una sesión en la que al final le llevo a la tercera analista un libro de Caravaggio. Caravaggio tiene unas obras hermosamente horrorosas. Hay que saber qué es la luz de la oscuridad de esas obras. Son obras oscuras, pero tienen una luz. A mí siempre me ha seducido ese arte y otros más. También me seducían las estatuas por su rigidez, por su cosa dura. Algo me resonaba ahí que después en el análisis en mi caso lo he trabajado. Pero Caravaggio también es un ejemplo: puede ser horroroso y puede ser hermoso. Cuando se habla de agujero también tenemos el ejemplo de Narciso: puede haber un agujero con agua que refleje algo, pero sabemos cómo terminó Narciso.
Entonces, es interesante lo que va insistiendo en algunos hilos que se van tejiendo esta noche, advertidos de que no estamos para fascinarnos, pero también advertidos de lo duro y lo difícil que es la elección forzada a la que están forzados muchos en este momento. Forzados por ejemplo a quedarse en casa, no solo por la pandemia sino por una situación terrible. Y esto agrega, aún más, el desafío de saber leer y de saber decir, me resisto. Así como esos jóvenes pueden decir: me resisto al amo. Esta es una vía social. Está bien.
Pero también un analizante puede decir: me resisto a mi S1 que itera y me atormenta la vida y me dice vuelve a gozar. Me resisto a ese superior que dice más y más y más. Esa es otra resistencia. Eso es otro coraje del que sólo cada uno sabe qué tecla le toca. No lo sabe el otro del lado. Cada uno conoce su intimidad, por eso decía que es algo íntimo, no público. Cada uno sabe de esto y verá en qué momento está. Por eso, el ejemplo de la mariposa, –que le agradezco a Mónica– me recordó algo. Si hubiese sido ese mi momento final, quién les diría que mi testimonio no hubiera sido sobre las mariposas. Pero no era ni el momento, ni el lugar, ni el caso.
Clara Holguín: Algo que suscitó esto que decías –creo que lo dijiste mucho mejor de lo que yo pude– es que nuestra subversión frente al discurso del amo, es esa, primero que todo: la subversión que tenemos que hacer con nuestro S1, con nuestro amo. En eso consiste un análisis. Esa es una primera subversión, si tuviéramos que hablar de subversión analítica.
Raquel Cors Ulloa: Es genial lo que dices, Clara, porque precisamente en su momento tú decías: esa es la solución de Raquel, el caso. Entonces, la subversión del amo de cada uno que le jode su vida no está -creo que lo he dicho en mis testimonios- ni en los libros, ni está en los discos del prisionero de al lado. No está en el AE. También yo buscaba en los AE cuál podría ser el nombre para mi sinthome y me enteré que, en mi caso, hasta el día de hoy, no hay un solo nombre. Es más, podría decir, –ya no estoy en ejercicio– que para mi caso hoy me nace una hebra vital. Entonces la singularidad, nuestra política, esa subversión que recuerdas Clara, es esa: es primero el caso. Después salgamos a la calle y veamos qué hacemos con eso en lo social, pero no es al revés porque si vamos allá nos va a afectar la angustia, nos van afectar las emociones, nos va afectar el dolor, nos va tocar otra cosa.
Carlos Márquez: Perdona que te interrumpí, pero era algo que agarré así en el aire. Eso que tú acabas de hacer: yo ya no estoy en ejercicio, pero se me ocurre ahorita este nombre de la hebra vital, eso es algo que no va a parar ¿verdad?
Raquel Cors Ulloa: No, claro que no.
Gladys Martínez: Porque es la vida.
Raquel Cors Ulloa: Exacto. Termina el ejercicio de AE pero la vida sigue. Lo que me ha enseñado mi nominación ha sido a leerme, pero la vida sigue. No va a parar, eso no va a parar hasta el día que el cuerpo deje de gozar, deje de gozar en tanto parlêtre, es decir cuando el cuerpo deje de existir. Pero la vida sigue, querido.
La vida sigue, pero esto no quiere decir que es color de rosa, también hay momentos duros, también pasan cosas.
Carlos Márquez: Eso que decías de la Escuela también me parece formidable. No es que los miembros estemos aquí como una especie de beatitud, como una especie de oligarquía o algo así. Se reclama desde afuera no poder entrar. Pero está la posibilidad de hacer algunas cosas, la posibilidad de trabajar más en otras cosas. Hay cosas que son muy duras, muy pesadas, que lo pueden dejar a uno en vela unas noches ya que a uno la Escuela le trae issues, como se dice en inglés.
Raquel Cors Ulloa: No es la Escuela. Aquí pienso distinto que vos, Carlos. No es la Escuela. La Escuela no es el Otro, es mi Otro.
Carlos Márquez: Claro. Exacto. Tienes razón.
Clara Holguín: Es uno. Por eso la subversión es de uno.
Raquel Cors Ulloa: Lo que para mí sea la Escuela no es la Escuela. No son los que están ahí de turno, no es la sección. Es uno, lo que a uno le pasa, de lo que uno goza, pero también de lo que uno puede gozar de un gozo. Entonces de ahí es la posición herética, uno elige: o voy a gozar, a denunciar, a quejarme, a reclamarle a la Escuela, a decir esto se hace, esto no se hace, a pedirle que me reconozca, por qué está ella y no estoy yo, y por qué me pides tanto y me demandas tanto que estoy cansada, y por qué tú has dicho eso. Todos los delirios también están en la Escuela, por supuesto. Incluso si fuese una Escuela de AE también. Hay restos, pero también está lo que se goza de la buena manera, esas hebras vitales o los nombres que quieran ponerle; es interesante.
Gladys Martinez: Quisiera coger un hilito, un hilo vital, para mí nuevo porque, en efecto, tu testimonio me resonó de una manera muy muy especial en ese momento que estábamos viviendo en Cali y es esta afirmación: “no hay más real que la vida”. Fue, como tú lo dices, como una tecla del piano que cuando se pulsa, va y percute las cuerdas con su martillete y las hace vibrar, sonar.
Encuentro que tu testimonio trabaja mucho sobre lo real y tiene esta doble vertiente: lo real de la muerte y lo real de la vida. Me parece formidable lo que traías tú y que Clara enfatiza: que la principal subversión es frente a ese S1. Tú hablabas de lo real de la muerte como lo real de la muerte del sujeto que se es. Ese real de la muerte del sujeto que se es, creo, es una liberación. Sería la principal subversión y la más vital resistencia frente a la dictadura propia que se adolece.
Raquel Cors Ulloa: Una vital resistencia.
Gladys Martínez: Sí, una vital resistencia enlazada a otro hilo de la conversación que me parece precioso: “la transferencia no hace grupo, la transferencia hace lazo”.
Raquel Cors Ulloa: Si, estoy de acuerdo. Para ir concluyendo diría que la resistencia tiene que ser así, vital. No tiene que ser un imperativo. Como la leo es una cuestión vital. Esa subversión que decía Clara, efectivamente es una subversión para poder soportar la vida, lo real de la vida también en la Escuela que es un sujeto. Porque no es un ideal la Escuela, y soportarla no es tanto que se la lleva como la histérica al padre, sino soportarla en lo hetero, en el racismo que hay también en la Escuela.
Entonces es soportar eso y seguir. Carlos, sí, seguir porque estamos vivos, y por eso estamos aquí hablando de estos temas. Y cuando se suelta todo lo que a uno lo ha mantenido en pie, no es una cosa horrorosa, aunque esté el atravesamiento del fantasma y el deser que también tiene su ladito terrible.
Pero ¿al final qué es lo que tenemos? Tenemos una Escuela que es así, inconsistente, que a veces se cae, a veces se levanta, tiene sus días buenos, sus días malos, a veces está, a veces no está. Es la vida, como con el partenaire. He testimoniado de eso, cuando está lo real del sexo, no del acto sexual. He testimoniado de eso porque mi primera demanda de análisis fue por un tema que pensé que era por la vía de lo sexual, pero al final del análisis me entero, ¡Ups!, que se trataba de lo real del sexo. Y eso es el partenaire, es un partenaire que teóricamente se llama el partenaire Escuela, cuestiones que a veces leemos tan de memoria. En mi carne y hueso lo vivo así: una cuestión vital con un partenaire-síntoma Escuela que ya no es un síntoma que padezco o que me pesa o que se pueda fascinar, sino, que a mí me ha funcionado, pero a mí. Fue y seguirá. Pienso que le hemos dado una linda vuelta esta noche.
Mónica Larrahondo: Sí, te agradezco nuevamente Raquel. La verdad es que me has dejado varias hebras, varias hebritas en qué pensar. De hecho, esta última “una vital resistencia” y la comparto porque resistencia no es un significante cualquiera en Colombia en este momento. Es un significante que se escucha y que resuena y que, en lo personal, a nombre propio, lo escuchaba como muy complicado. Resistencia me sonaba muy superyoico. Lo escuchaba a veces así, pero me gusta la vuelta que se ha dado, “una vital resistencia”, otra cara.
Raquel Cors Ulloa: “Tú lo has dicho”, como dice Lacan.
Mónica Larrahondo: Sí. Y también esto de “la Escuela no es el Otro, es mi Otro” y “la verdadera subversión o la primera, tiene que ver con el propio amo”. Entonces pienso que has mencionado algunos temas que, en lo personal, me dejan pensando y trabajando.
Bueno, ya son las 8:37 p.m. y para ti es una hora más tarde así es que podemos dejar hasta acá hoy. Y que la transferencia siga haciendo lazo que, pienso, es mucho más fructífero que el grupo, sin duda.
Raquel Cors Ulloa: Eso es. Un fuerte abrazo. ¡Vital, vital!
* Raquel Cors Ulloa es psicoanalista en Santiago de Chile, Chile. AME. Miembro de la Nueva Escuela Lacaniana del Campo Freudiano (NELcf) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Analista de la Escuela (AE) de la Escuela Una (2018-2021). Presidente de la NELcf (2021-2023).